Este martes, la Penitenciaría del Litoral fue escenario de una nueva masacre que dejó al menos 15 muertos y 14 heridos, en un hecho que vuelve a evidenciar la crisis de violencia dentro de las cárceles ecuatorianas. Desde la madrugada, una intensa movilización de agentes de seguridad y ambulancias en los alrededores del penal indicaba la gravedad de los hechos. A las tres de la mañana, comenzaron los disparos y explosiones en el pabellón tres, donde las bandas criminales volvieron a enfrentarse con una brutalidad extrema.
Familiares de los reclusos esperaban fuera del penal con angustia e incertidumbre, buscando noticias sobre sus seres queridos. Las autoridades, que tardaron más de seis horas en dar un balance preliminar de víctimas, confirmaron que los heridos habían sido trasladados al Hospital de Monte Sinaí, un centro médico que con frecuencia ha sido testigo de episodios violentos, incluidos tiroteos y fugas.
A pesar de que la Penitenciaría ha estado bajo control militar desde enero de 2024, tras una serie de eventos violentos y la fuga del peligroso criminal José Adolfo Macías Villamar (alias Fito), la violencia entre bandas persiste. La intervención militar pretendía acabar con los privilegios de las organizaciones criminales dentro del penal, sin embargo, familiares de los reclusos denuncian que en los últimos meses han surgido nuevos grupos como Los Duendes, Mafia 18 y Trébol Killer, que ahora se disputan el poder en el recinto.
Desde 2021, más de 300 personas han muerto en esta prisión, muchas de ellas en medio de enfrentamientos entre bandas que operan con impunidad. Las últimas incautaciones de armas en operativos militares, incluyendo granadas y fusiles, han puesto en evidencia que el control militar no ha sido suficiente para frenar la violencia en el sistema penitenciario ecuatoriano.